En mi artículo anterior ¿Cómo volver a encontrarle sentido a la vivir?, les conté que aprendí y descubrí el valor de la gratitud. En este artículo te contaré más a fondo mi experiencia. Deseo que si lo experimentas, llegues a tener resultados maravillosos en tu vida.
¿Cuántas veces nos hemos quejado por cualquier cosa que nos sucede en nuestro día a día?
Nos quejamos si hace calor, frío, si hay tráfico, si no tenemos la ropa o los zapatos que queremos, si alguien no nos cae bien, si un platillo no tiene buen sabor, si nos duele algo, etc. Nos vamos quejando tanto que sin darnos cuenta, la queja llega a convertirse en un hábito en nuestra vida.
También en dicho artículo les es conté, que la vida nos da a cada uno lo que necesitamos para aprender a ser felices, y que veces es necesario vivir la situación más dolorosa para enseñarnos a abrir los ojos. Pues bien, para aprender el enorme valor del agradecimiento y sentirme más feliz, la vida, Dios, o el Universo, como tú le llames, me mandó una experiencia que me hizo abrir los ojos.
Te contaré esa experiencia de mi vida, para que puedas entender un poco más mi proceso.
Una de las personas que más quiero en la vida, llegó a parar al hospital por una enfermedad, y en el proceso de su atención y estudios que le iban realizando, comenzaron a manifestarse más enfermedades. Sus días en el hospital fueron difíciles, sus enfermedades le impedían tener una buena respiración, pues necesitaba de oxígeno, tampoco podía hablar, pues era muy doloroso para su garganta hacer el esfuerzo de producir algún sonido desde su boca. Le era muy difícil mover su cuerpo, sentarse, levantarse y sobre todo pararse, ya que no tenía la fuerza necesaria para cambiar de posición en la cama. Le era imposible comer, pues su boca, (encías, lengua y garganta), estaba muy lastimada, solamente podía beber muy poca agua e hidratarse con el suero. Y lo más doloroso fue que pasaron muchos días viviendo de esa manera, me sentía muy triste de no tener el poder para poder sanar su cuerpo.
Para mí, era doloroso llegar a mi casa y sentarme a comer en la mesa o dormir en mi cama cómodamente sabiendo que una de las personas que más quería, pasaba sus días en el hospital, en circunstancias difíciles y no podía hacer eso tan “natural” para un ser humano, como respirar, comer, sentarse o dormir bien.
Después de que pasó todo ese proceso, comprendí que yo era bendecida por tener salud y por estar viva, por poder respirar, comer, tener una cama y una almohada donde descansar, por tener los alimentos necesarios para mi cuerpo, y fue justo en ese momento donde gracias a la lectura, en el libro “Cree en ti”, aprendí a dar gracias, y desde entonces, fui implementando en mi vida la práctica del agradecimiento. Empecé a dar gracias por estar viva cada vez que despertaba en un nuevo día, agradecía tener agua y poder bañarme cómodamente, agradecía llegar bien a cada lugar al que iba, mi conciencia despertó y cada vez que quería quejarme de algo, cambiaba la queja por un agradecimiento respecto a la situación que me generaba querer quejarme, pues comprendí que la queja es ausencia de gratitud.
Empecé a vivir desde la gratitud, agradeciendo todo lo que recibo y desde entonces he sentido que mis preocupaciones pasaron a segundo termino en mi vida.
También empecé a ser más agradecida con todas las personas con las que me he cruzado en la vida, no sólo cuando recibía ayuda de alguien, si no también por cada gesto que transmitían hacía mi, bueno o malo, decir la palabra “GRACIAS” me hace expresar y compartir amor.
La gratitud se volvió tan importante para mí, que empecé a investigar más sobre esta práctica, y encontré una herramienta maravillosa; la práctica del “Ho’oponopono”.
Esta técnica basada en el amor significa “corregir” y consiste en repetir las palabras “Lo siento, perdóname, te amo, gracias”, cada una de las frases tiene un profundo significado, y en este caso la palabra gracias, se utiliza para agradecer que cada “problema” es una oportunidad disfrazada. Así pues, cada vez que he tenido alguna incomodidad, problema o miedo, repito estas palabras y trato de analizar y dar con el aprendizaje que me está enviando la situación. Hacer esto me hace sentir muchísimo mejor.
Dicen que Albert Einstein daba las gracias más de 100 veces al día.
Agradecer durante el mayor tiempo de cada día, cambió mi vida por completo. Agradecer me hace sentir VIVA, me produce paz, tranquilidad, serenidad, calma, comprensión, y sobre todo mucho AMOR.
Agradecer se convirtió en uno de mis hábitos favoritos, el amor que se impregnó en mi ser se sentía cada vez más fuerte, y el sentimiento me ha impulsado a realizarlo de diferentes maneras; a veces me pongo la mano en el corazón y agradezco en voz alta o en mi mente, también hay ocasiones que lo hago abriendo mis brazos y volteando al cielo, y la más bonita es agradecer abrazándome a misma.
Cuando incorporas la palabra gratitud, descubres una de las claves de la vida. La gratitud genera riqueza, la queja genera pobreza.
En conclusión, te invito a realizar esta práctica y marcar una gran diferencia en tu vida, te invito a sentir un cambio muy grande y hermoso con la gratitud. Para mí, la gratitud es una forma de expresar amor. En un corazón lleno de gratitud no queda espacio para el miedo. La vida comienza donde el miedo termina. Te animo a que lo compruebes.
Existen varias maneras de practicar la gratitud, puedes por ejemplo crear un maravilloso día, al despertar escribe Frases de agradecimiento y notarás como tu día se vuelve bendecido.
A medida que empezamos a ser conscientes de todo lo que tenemos, empezamos a enamorarnos de nuestra vida. Empezaremos a sentirnos inmensamente felices y agradecidos por estar vivos en este preciso momento. La vida empieza a parecernos mágica y maravillosa.
Gracias por llegar hasta aquí, darme vida y hacerme sentir viva en estos momentos de mi vida. Te deseo mucho amor y abundancia en tu vida.
Un pensamiento en “El valor de la Gratitud”